miércoles, 27 de enero de 2010

Melancolía

A veces- no sé si con frecuencia- la melancolía impulsa los espíritus cabales. El arrebato de las almas se esparce por el orbe. Siempre gusté de esas voluntades asaltadas por el genio creador, por el discurso apasionado y la melodía enajenada.

Pasó el tiempo del desorden afectivo y depresivo (Girolamo Fracastoro, en el libro segundo de su Tratado de la inteligencia, advertía que los melancólicos pierden la razón y desvarían “vel in ómnibus, vel in pluribus”)

Pasó el tiempo de la desesperación, los espejismos y la misantropía (Laurentio afirmaba que los que sufren melancolía tienen la imaginación o la razón alterada)

Triunfó- ¡al fin!- el talento creador, los temperamentos innovadores, los hacedores de rebeldía.

Me da asco el imaginario colectivo, los ramplones “culturetas” oficiales, los “ecologetas” orondos y opulentos. Me repugnan los políticos fuleros y ávidos de parné, los “sabios” de letrina fastuosa, los necios de pluma abigarrada.

La redención reposa en los frutos de Zobel

En la poesía de Byron

The dew of the morning
Sunk chillo n my brow-
It felt like the warning
Of what I feel now.
Thy vows are all broken,
And light is thy fame;
I hear thy name spoken,
And share in its shame.


One of these days…



... la liberación abrasará los cimientos de la corporación del poder

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