jueves, 28 de octubre de 2010

¡Ya está bien!


La señora Cristina López Schlicting, en los últimos meses, ha criticado a los profesores del área de Historia en demasiadas ocasiones. La paciencia no es una de mis virtudes, pero, en esta ocasión, he tenido más de la que debía. Según la “erudita” locutora de la cadena COPE, los profesores del área de Historia no educamos a nuestros alumnos de forma adecuada. Para la “docta” periodista, los profesores proporcionamos una información escasa, deformada y, en no pocas ocasiones, manipulada.

Supongo que, como en cualquier actividad técnica, habrá profesionales que no cumplan con su trabajo, que disfracen, e incluso falseen, la información ofrecida. Los habrá, sin duda, que manipulen, cambien, modifiquen y alteren los datos y hechos históricos. “Profesionales” semejantes dañan y perjudican la imagen y el prestigio de los profesores del área de Historia, pero lo que está claro, meridianamente claro, es que la mayoría de los profesionales son honestos, íntegros, cumplidores y ecuánimes.

¿A cuántas clases del área de Historia ha asistido la “experta” locutora?

Señora López Schlichting, es usted la que manifiesta opiniones sesgadas, la que no informa con honestidad y ecuanimidad. Somos muchos, la mayoría, los profesores que educamos con honestidad e integridad.

Por cierto, mucho criticar, reprochar y censurar a los gobernantes españoles por la crisis actual, proceder que comprendo, pero en sus emisiones radiofónicas se conduce de la misma forma. Mucho parlotear y cacarear sobre responsabilidad, austeridad, sobriedad y coherencia, pero en su programa existe una sección, presentada por un histriónico y bufo personaje, que se ocupa de “comentar” cuáles y cómo son los atuendos, por supuesto de firma, que visten los famosos y famosillos de nuestro empobrecido país.

¡Viva la coherencia!

Y además...

viernes, 22 de octubre de 2010

Muñeca india (Canada)

Muñeca artesana, realizada por Lise Beauvais, que representa a una india de la Nación Mohawk.

Jake Swamp de la nación Mohawk habla del Pacificador, Deganawida, que unificó las tribus de la Confederación Iroquois. El Pacificador predijo la agitación y la destrucción que acabaría con las vidas y la cultura de las tribus de la Confederación. Pero también vio un tiempo futuro en el que vendría un gran Profeta que sería un Unificador Mundial. Vendría en el mismo espíritu como otros profetas antes que Él, pero renovaría el espíritu del hombre de una forma más generalizada y más inclusiva que en cualquier otro momento anterior de la historia. Para saber más

Jake Swamp publicó "Gracias te damos", publicado por Lee & Low books Inc., 1996. El libro trata sobre la ofrenda que los nativos norteamericanos dan al amanecer de cada día.


martes, 19 de octubre de 2010

Proclamación del Estatuto Real de 1834

El Estatuto Real fue una Constitución otorgada por concesión de la Corona. Martínez de la Rosa, secretario de Estado y presidente del Consejo de Ministros, señalaba en el año 1851: "el Estatuto Real lo había otorgado la Corona"[1]. El Estatuto Real, por tanto, se proyectó y consumó como la ley fundamental para el desarrollo de la monarquía de Isabel II en sus primeros años, aunque posteriormente su vida fue efímera. Además, se trató de una ley que permitió legitimar el régimen monárquico de Isabel II desde la perspectiva política, acabando, incluso, con la monarquía absoluta en España de forma definitiva.
La promulgación del Estatuto Real se festejó en las ciudades españolas de una manera especial y, aunque en ningún caso se trate de una proclamación real, sí es interesante y conveniente comentar cuáles fueron los festejos celebrados por una ley que legitimaba el régimen.
El día 26 de mayo el gobernador civil de la provincia de Ávila presentó en el ayuntamiento abulense una Orden Real, expedida el día 20 y remitida el 24, en la que se proveía el procedimiento que debía seguirse para promulgar públicamente el estatuto Real. Además de ordenar la promulgación pública del Estatuto, "con todas las formalidades acostumbradas hasta ahora en la de las leyes del Reyno", se permitía a las ciudades y pueblos la celebración de iluminaciones y festejos voluntarios, con el propósito de demostrar "su lealtad a la Reyna nuestra señora Dª Isabel segunda, y de respetuosa gratitud a su escelsa madre, augusta restauradora de las leyes fundamentales del Reyno"
[2].
El Concejo acordó celebrar la promulgación el día 30 de mayo, mientras que el día 31 se celebraría una misa con Te Deum en la catedral.
En el Mercado Chico y en el Mercado Grande se levantaron dos tablados, como los erigidos en las proclamaciones reales, en los que el secretario del ayuntamiento leyó "íntegramente los artículos del Estatuto Real y la convocatoria a Cortes". Se exhibió el retrato real, escoltado por una guardia de honor, por la ciudad. La comitiva partió del Mercado Chico, lugar en el que leyó por primera vez el Estatuto, por la calle Andrín, catedral y calle San Segundo, hasta el Mercado Grande, lugar en el que se volvió a leer el texto constitucional, y desde allí, por la calle don Jerónimo, plazuela del marqués de las Navas y calle Caballeros hasta regresar a la plaza del Mercado Chico.
Hubo iluminaciones los dos días, función de fuegos artificiales, gigantones, acompañados por música de gaitillas por calles y plazas y la música de la Academia de Aficionados de Música en el ayuntamiento.

[1] Martínez de la Rosa: Espíritu del siglo. Libro XII, Cap, XV, pág. 297. En obras de D. Francisco Martínez de la Rosa. B.A.E., tomo V.
[2] A.H.P.Av. Actas cons. Libro núm. 221, fol. 90v.


La acuarela es una lámina imaginada de la lectura del Estatuto Real

lunes, 18 de octubre de 2010

Ávila

"La tierra es áspera y abultada. Como llena de dientes. Está demasiado alta para que sus tierras puedan ser frondosas.




Hacia el interior pinares. Árboles casi hirientes, que son los únicos que resisten el frío y las ventiscas. Parece como si le salieran molares negros de piedra a sus calles.



Y los pies de las gentes, sobre todo los de los frailes descalzos, se quiebran de tanto guijo puntiagudo del ganito.

Por las calles se ven hidalgos y gentes de hábito. Paños negros y estameñas pesadas.


Van en silencio, que es como conviene andar en tiempos de austeridad, cual era el que allí se vivía entonces. En las casas, blasones góticos, terciopelos, brocados y brocateles. Y polillas escapando de algún viejo telar en que la muerte de la abuela interrumpió una labor.

Las casas se agrupan, como para guarecerse, tras el cinturón de la muralla altiva y dura. Que son todavía tiempos de guerras y de asaltos. Se rompen piedras con arcabuces y con bombardas. Hombres y ciudades se acorazan por fuera: por dentro están abiertas. La pelea pone petos de acero en los que hacen la guerra, y defensas de hosca geología en las ciudades. Todo lo dulce, lo afable, lo tierno, se da en el recogimiento interior. Y en la hondura de la raza, anhelos místicos, por diversos caminos.


Así, los que quedan fuera del recinto almenado, les da un poco de envidia cuando suenan las campanas de los conventos, que están metidos entre esos torreones de piedras ennegrecidas. La mole de la muralla tiene, en el pensamiento, ingravidez.


Las piedras tienen una suciedad de siglos. No vale que el sol las bañe todos los días, porque se han oscurecido tanto como para retarle a que las emblanquezca.


Cuando el astro se confía, ellas, como sonrientes de victoria por sus bocas abiertas por historias guerreras o caballerescas, refulgen en destellos azulados, como esas moscas pardas y feas que al sol parecen limpiamente azuladas.


Así... siglos y siglos..."

REVESZ, Andrés. Santa Teresa de Jesús. Ed. Sánchez Rodrigo, Plasencia, 1943.

Santa Teresa de Jesús (15 de octubre) Sed de aventuras

"A Teresa le inquieta mucho la idea de Dios. desde su cuna, ha escuchado las vidas de los santos con emoción... Muy niña, ya cree que pierde el tiempo preciso para su salvación. Cuando puede leer por sí sola, devora las vidas del santoral y se conmueve, y llora y se agita. Pero no es, ni será nunca, mujer de aislamiento y necesita desde los primeros años, ejercitarse en labor de apostolado... Decide, pues, ir, cuanto antes, en busca del martirio. Y, precisamente porque nada quiere para sí sola, máxime con un fin tan excelso como el que ahora le atrae, proyecta hacer partícipe de tan grande y noble convite a su hermano predilecto"

"Ellos han visto en los libros amados de la madre estampas encendidas en lances espantosos. Los han hojeado en ausencia materna y sus imaginaciones se han impregnado con unas descripciones efectistas. Teresa, con siete años, fragua concienzudamente la escapada. A mayor gloria de Dios.

Aún se señala en Ávila, por la parte noroeste, el camino que siguieron. La tarde bañaba en púrpura las almenas de la muralla.

Por los huecos que en las casas comenzaban a alumbrarse con mortecinos velones, se distinguía la estampa de algún hidalgo que rezaba sus Horas.


Hay una atroz melancolía que vaga sobre la ciudad. Teresa y Rodrigo marchan en pos de su gran aventura como siguiendo un himno alucinanate que les llama... Pasaron el río Adaja, y tomaron la dirección de Salamanca, que en su geografía infantil creen el más corto camino para la morería.

Pero no lejos de la muralla, porque ellos van a pie y su tío viene caballero en un magnífico alazán, les alcanza su tío, don Francisco Cepeda. La escapatoria ha sido descubierta en seguida y mientras, la madre queda llorando la travesura cuyas consecuencias no puede prever... Ella, humilde, pero entera, acepta todas las consecuencias. Expone sus razones y piensa que el servicio de Dios ha de hacerse sin cuidado del mundo"

jueves, 14 de octubre de 2010

El libro de las maravillas. Grandes inventos de la humanidad


ONIEVA SANTAMARÍA, Antonio Juan. El libro de las maravillas. Grandes inventos de la humanidad. Madrid, Editorial Magisterio Español, 1957.


"Era el año 1748.
Un labrador de la Catania empuñaba la esteva del arado sobre una planicie a orillas del Sarno.
Los bueyes apretaban la mandíbula y la reja avanzaba despacio, en pura labor de desfonde.
En una de estas marchas, ¡plaf! la reja tropieza con un cuerpo duro, la yunta se detiene, el labrador alborota y chasca el látigo.
- ¿Qué ocurre? - grita otro labrador desde una tierra próxima.
- No sé; ven - responde el primero.
Remueven unos terrenos y observan que la reja del arado se ha clavado en una gran piedra redonda como una esfera.
Llenos de curiosidad, continúan desalojando tierra.
¡Curiosísimo! La piedra redonda descansa sobre una especie de cúpula maravillosa. Los aldeanos no aciertan a dar crédito a sus ojos. Dijérase que estuvieran descubriendo los palacios de Aladino, ocultos bajo la tierra.
Asustados y admirados a la vez, dan cuenta a las autoridades del sorprendente hallazgo; éstas lo ponen en conocimiento de Carlos III, rey de España y de Nápoles.
Carlos III pide un mapa de Italia. Le rodean el conde de Aranda, el marqués de la Ensenada y Floridablanca. Hablan unas palabras, y el rey responde:
- Que sigan excavando a mis expensas.
Continúan las excavaciones, y a medida que se van desalojando tierras, aparecen cúpulas, columnas, frisos, muros, estatuas, calles, plazas, anfiteatros... y cadáveres calcinados.
La vecindad estaba anonadada. ¿De modo que debajo de aquel viñedo, a varios metros de profundidad, yacía una población muerta?
¿Quién la había enterrado?
Los geólogos y arqueólogos comenzaron a estudiar, y al cabo desentrañaron el enigma.
¿Qué es aquello? Aquello es Pompeya, la ciudad del placer, que había creado el lujo romano.
Un día reventaron las entrañas del Vesubio; un río de lava hirviendo inundó sus calles, casas y palacios; una lluvia de cenizas incandescentes cubrió como un inmenso manto el soberbio poblado, y así, oculto bajo las cenizas térreas, permaneció cerca de diecisiete siglos. Los hombres perdieron la memoria de Pompeya. Sobre las tierras que tenían encima nacieron robustas cepas de ricos pámpanos. Hasta que un día Carlos III, rey de España, dijo:
- Que sigan excavando a mis expensas.
Y a partir de entonces surgió el milagro de Pompeya."


El director de las excavaciones fue Roque Joaquín de Alcubierre. Es interesante consultar http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12048408668193753087846/021612.pdf?incr=1

Gastos de la ciudad de Ávila en la proclamación del monarca Fernando VII

Gastos de la ciudad de Ávila en la proclamación del monarca Fernando VII
  • Retrato real - 10.000 reales
  • Salario de la comisión por encargarse del estandarte y retrato real - 792 reales
  • Ayuda de costa para los vestidos empleados en la ceremonia por los regidores de la ciudad- 2.200 reales para cada regidor
  • Ayuda de costa para los vestidos empleados en la ceremonia por los escribanos, consultor, alguacil mayor y mayordomo de propios - 1.500 reales para cada uno
  • Ayuda de costa para el vestido empleado en la ceremonia por don Francisco Antonio de Llano - 1.500 reales
  • Ayuda de costa para el capellán de la ciudad - 800 reales
  • Vestido del clarinero - 150 reales
  • Arreglo de calles - 5.000 reales
  • Iluminación - 7.000 reales
  • Novillos - 7.000 reales
  • Función de pólvora - 1.510 reales
  • Gratificación para el fiel de romana - 200 reales
  • Gratificaciones para los oficiales de las escribanías - 400 reales

viernes, 8 de octubre de 2010

La estatua de la Libertad de Nueva York (Estados Unidos)

La estatua de la Libertad está situada en la entrada del puerto de Nueva York. Fue levantada en 1886 en la isla de Bedloe como regalo de Francia en el centenario de la declaración de la independencia norteamericana. La diosa de la Libertad, de 46 metros de altura, fue proyectada por el escultor alsaciano Fréderic-Auguste Bartholdi según modelos romanos (Musée Bartholdi)


Gustave Eiffel aportó los cálculos para la estructura de acero que debía sostener la gigantesca estatua. El armazón de acero fue revestido con gruesas planchas de cobre amartillado. En total se usaron 300 partes de cobre que pesaban juntas más de 100 toneladas. El dinero para la construcción de la estatua, aproximadamente unos 120.000 euros, lo aportaron los ciudadanos franceses.

La construcción del pedestal corrió a cargo de los americanos. En la isla de Bedloe levantaron una estructura en forma de basa, de 47 metros de altura, a la que se asciende a través de 167 escalones. En junio de 1885, la "Isère" llevó a Nueva York las partes de la estatua de la Libertad, cuidadosamente embaladas en 214 cajas. Un año más tarde se inició la construcción del monumento. La última soldadura se cerró el 28 de octubre de 1886 con motivo de la solemne inauguración del monumento por parte del presidente Grover Cleveland. El mismo día ardió por primera vez la antorcha en la mano levantada de la diosa. En los años siguientes la estatua de la Libertad fue declarada monumento nacional. A su pie se construyó un edificio para el museo de la inmigración americana. En 1965 se incluyó la vecina isla de Ellis, hasta 1954 el famoso centro de la inmigración de Estados Unidos, en el ámbito del "Statue of Liberty National Monument", y se empezó a cuidar la segunda isla como parque y museo, por 6 millones de dolares.

The New Colossus, por Emma Lazarus (1849-1887). Poema inscrito en la base de la estatua de la Libertad

Not like the brazen giant of Greek fame,
With conquering limbs astride from land to land;
Here at our sea-washed, sunset gates shall stand
A mighty woman with a torch, whose flame
Is the imprisoned lightning, and her name
Mother of Exiles. From her beacon-hand
Glows world-wide welcome; her mild eyes command
The air-bridged harbor that twin cities frame.

"Keep ancient lands, your storied pomp!" cries she
with silent lips. "Give me your tired, your poor,
Your huddled masses yearning to breathe free,
The wretched refuse of your teeming shore.
Send these, the homeless, tempest-tost to me,
I lift my lamp beside the golden door!"

jueves, 7 de octubre de 2010

Viena II

"Entre sus joyas artísticas descollan la Catedral de San Esteban, que es uno de los monumentos góticos más hermosos del mundo; el Palacio Imperial, el del Parlamento, la Bolsa, Museos, grandes teatros y bibliotecas; la Casa Municipal y gran número de suntuosos palacios particulares. Viena es, en suma, una ciudad cultísima, lujosa, riente, enamorada de la alegría de vivir"



Catedral de San Esteban


Italienische Nationalkirche Maria Schnee


San Carlos Borromeo


Museo de Historia del Arte y Museo de Historia Natural en la plaza de María Teresa

Palacio Hofburg


Palacio Schönbrunn


Palacio Belvedere

Casa-Museo de Mozart

martes, 5 de octubre de 2010

Las proclamaciones reales (La proclamación de Alfonso XII)

Alfonso XII alcanzó el trono de la monarquía española gracias a la habilidad política de Canovas del Castillo y al pronunciamiento militar del general Arsenio Martínez Campos, que contaba con el apoyo del jefe del Ejército de Castilla, Jovellar, y del capitán general de Madrid, Fernando Primo de Rivera. El pronunciamiento se produjo cerca de la ciudad de Sagunto el día 29 de diciembre de 1874, proclamando al príncipe Alfonso nuevo rey de España.
La noticia de la proclamación llegó a Ávila el día 31 de diciembre, cuando, reunido el Concejo en sesión extraordinaria, el comandante militar de Ávila informó del recibo de un telegrama, expedido por don Fernando Primo de Rivera, anunciando que “los Ejércitos del Centro y Norte y las guarniciones de las principales poblaciones habían proclamado para rey de España a d. Alfonso de Borbón”. El presidente del Concejo, oído el telegrama, interrogó a la corporación sobre la adhesión de la misma a la proclamación, informándola que él, “como alcalde”, junto al gobernador militar de la provincia había telegrafiado al presidente del Consejo de Ministros “participando su adhesión”, por considerar que “daba esperanzas para el porvenir de una nueva era de paz y de prosperidad para la Nación”. Oída la declaración del alcalde el resto de la corporación acordó “adherirse por unanimidad a la proclamación” .
La proclamación de Alfonso XII no se celebró, en ningún caso, con el mismo ceremonial ni la misma solemnidad que el resto de proclamaciones reales celebradas en la ciudad hasta entonces. El tiempo, la realidad política y social del momento era tan diferente, que ya no se trataba de legitimar o recordar el origen del poder real ni los derechos monárquicos de las dinastías.
Sin duda, todavía y valorando la forma de ascenso al trono, significó un acto de lealtad hacia la monarquía, pero sin tratarse de una verificación del poder de absoluto de los reyes. A lo largo del siglo XIX el poder de los reyes se fue difuminando hasta la desaparición, ya mencionada, de la monarquía absoluta en el reinado de Isabel II. Incluso durante menos de un año se instauró en España un régimen republicano. El propio Alfonso XII en el “Manifiesto de Sandhurst”, 1 de diciembre de 1874, realizaba una breve declaración de principios en la que se definía como “verdaderamente liberal”. De hecho, años más tarde, se declara “Rey Constitucional... que en unión y de acuerdo con las Cortes del Reino hemos venido en decretar y sancionar” la Constitución de 1876. Incluso en el propio Concejo abulense se declara que se trata de una reanudación de las “las antiguas tradiciones de España”, pero nada más que eso, pues lo importante era que el regreso de la monarquía podía ser la solución a los problemas de la Nación.
Para festejar la proclamación se anunció el suceso a los vecinos a través de un bando, exhortando al vecindario a iluminar sus viviendas y colgar los balcones de los edificios. Se colocó un retrato del rey en el balcón del ayuntamiento, bajo un dosel y escoltado por una guardia de honor y un piquete de la Guardia Civil. El retrato fue regalado a la Ciudad por el marqués de Novaliches. A las doce de la mañana la corporación, precedida por los maceros de la ciudad, acompañada por miembros de la Diputación Provincial, autoridades militares y empleados del Estado, se dirigió a casa del marqués a por el retrato. Iba abriendo la comitiva una columna de honor formada por miembros de la Guardia Civil y del ejército. Según el propio Concejo, el marqués de Novaliches manifestó con “sentidas frases la satisfacción que tenía en poderle ceder en propiedad el retrato de S.M. d. Alfonso de Borbón, de quien le había recibido, según la dedicatoria que figura al dorso, un veintiocho de noviembre de mil ochocientos setenta y dos, añadiendo que el pesar que sentía al desprenderse de este recuerdo estaba compensado al considerar que le conservaría en el Palacio Consistorial de esta noble ciudad, que le había otorgado a S.E. tan deferente acogida, por lo que tendría siempre de ella grata memoria”. El retrato fue conducido al ayuntamiento por don Jenaro Jiménez de Muñana y don Miguel Bernal, miembros de la corporación. El recorrido desde las casas del marqués hasta el ayuntamiento se realizó “entre las aclamaciones de la multitud” y los acordes de la marcha real.
Por último, la banda municipal de música tocó al anochecer y hubo festejo de cohetes.
Los gastos de la proclamación ascendieron a 55 pesetas y 56 céntimos.
Cohetes - 18 pesetas
Colocar el dosel para el retrato real - 7 pesetas y 50 céntimos
Treinta chocolates servidos en la mañana del día 31 de diciembre en el ayuntamiento - 24 pesetas y 31 céntimos
Agasajo - 5 pesetas y 75 céntimos
Posteriormente, en el año 1875, el Concejo acordó que conociendo que el monarca iba a hacer su entrada en la Corte era necesario enviar una comisión a la misma como “nueva prueba de adherirse al joven monarca” . A la vuelta de Madrid la comisión informó al Concejo que fue recibida por el monarca de una “manera digna”, teniendo la “satisfacción de haber oído de los labios del monarca, al cumplimentarle y ofrecerle los respetos y la adhesión de este municipio, frases halagüeñas para la ciudad” .
Por último, destacar que como nueva muestra de adhesión al rey, el Concejo y ciudad abulense festejaron la onomástica del monarca, día 23 de enero, exponiendo el retrato real en el balcón consistorial, oficiando un Te Deum cantado en la catedral, celebrando fuegos artificiales en la plaza del Mercado Chico y colgando e iluminando las viviendas. Los gastos ascendieron a 208 pesetas y 25 céntimos.
Fuegos artificiales - 135 pesetas
Capilla de música - 50 pesetas
Otros gastos - 23 pesetas y 25 céntimos

Viena I (De "El Segundo Manuscrito")

"Es una ciudad tan simpática como bella: después de París, en parte alguna hemos hallado tan numerosos y variados atractivos"

Ópera

"Engalanada con bosques y grandes parques públicos siempre verdes y floridos, con espléndidos paseos, soberbias avenidas, plazas anchurosas y regios bulevares, es una ciudad cosmopolita, animadísima, deliciosa; algo, así, como una creación destinada a extinguir las nostalgias de la patria"