miércoles, 20 de enero de 2010



Emilín, nuestro joven alumno, reflexiona sobre la figura entrañable de la madre:

"la madre, que da la sabia de su ser por alimentar al pequeñuelo hijo de sus entrañas; que por él vive sacrificada y llena de amor incomparable; que por él daría mil veces su vida; que por la mayor ofensa personal toma la más mínima hecha al hijo que el señor le concedió; que nos forma el corazón y con él la divina creencia, y con ella la felicidad posible aquí y para luego la salvación del alma, ¡Bendita, bendita mil veces la madre!... ¡Qué mayor bendición ni mejor canto de tan dulce nombre sacrosanto que el haberlo querido ostentar la Virgen Purísima, que el haber querido pronunciarle constantemente el propio Dios, hecho Hombre, Jesucristo!"
Quisiera decirte tantas cosas…! Sosegar mi espíritu…!

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