martes, 30 de noviembre de 2010

Gaitero escocés


Hace unos días, mientras disfrutaba de un momento de holganza y navegaba por la web, encontré un blog que informaba sobre la investigación- que sobre la gaita escocesa- ha realizado el historiador Hugh Chape. Para Chape, "La historia escrita y oral de la gran gaita de las Highlands escocesas es en buena medida el triunfo del mito sobre la realidad histórica".

Para conocer más sobre las gaitas de las Islas



Danza de negrillos

El día 26 de mayo de 1631, Juan Fernández, fabricador de la ciudad de Ávila, se obligó a sacar una danza de negrillos, “vestidos de nuevo, todos con chaquetas coloradas y greguescos largos de ruan(1) con puntas(2) y morriones(3)”. Además, debían participar dos personajes más: un castellano y un portugués. Cada negrillo debía llevar un tamborcillo y cascabeles como aderezo. La música estaba a cargo de un tamborilero, que debía cantar un romance. Juan cobró por la danza la cantidad de 350 reales.

(1) Tela de algodón de color negro con brillo y apresto
(2) Encaje que forma ondas o puntas en una de sus orillas
(3) Armadura de la parte superior de la cabeza, hecha en forma de casco, y que en lo alto suele tener un plumaje o adorno

Se puede disfrutar de una hermosa danza de negrillos en la red

lunes, 22 de noviembre de 2010

Entrada de Alfonso XII en la ciudad de Ávila

El día 20 de enero de 1875 se conoció en el ayuntamiento de Ávila que existía la posibilidad de que el monarca, a la vuelta de su visita al Ejército del Norte, pasara por la ciudad. Ante dicha posibilidad, el Concejo acordó estar prevenido “a fin de hacer un recibimiento si no tan digno como lo merece la Augusta Persona a quien se dirige, al menos lo mejor y más decoroso posible”. Días después, el 7 de febrero, se acordó enviar circulares a todas aquellas personas y asociaciones que pudieran contribuir al éxito de la visita: contratistas y dueños de obras para que retiraran los escombros y materiales que tuvieran en las calles, al presidente del gremio de labradores, decano del Colegio de Abogados, Sociedad de Amigos del País, presidente del Círculo de Recreo, presidente del Comité Alfonsino, cabildo catedralicio, párroco de San Pedro, presidente del Real Patronato de Santa Teresa de Jesús y a los propietarios, inquilinos y administradores de las casas que estaban tocando con el lienzo norte de la muralla. Además, se acordó acondicionar los aposentos reales y enviar un telegrama a Isabel II felicitándola (1).

El monarca llegó el día 16 de febrero A su llegada, hubo repique general en todas las parroquias de la ciudad. El camino hasta la ciudad fue reparado y las calles empedradas. Tocaron dos gaitillas y dulzainas y bailaron los gigantones. Las calles estuvieron colgadas y se construyó un arco triunfal, del que no conservamos descripción alguna.

El día 17 de febrero le fueron entregadas las llaves de la ciudad por el regidor síndico, que le arengó diciendo:
- “Señor: como síndico de la Municipalidad de Ávila y siguiendo una antigua y tradicional costumbre, tengo la honra de presentar a V.M. las llaves de esta Noble y Leal Ciudad, que se felicita y siente indecible entusiasmo al recibir dentro de sus históricas murallas al Rey dn Alfonso doce”.
El monarca respondió diciendo:
- “Señor síndico: recibo con mucho gusto las llaves de la Ciudad de Ávila que protegió a otro Alfonso y espero me proteja también”.
Por la noche hubo luminarias y fuegos de artificio.

Los gastos ascendieron a 23500 pesetas, de las que 7500 fueron satisfechas por el Asocio de la Universidad y Tierra de Ávila. La parte a pagar por el Ayuntamiento se convirtió en un problema grave, pues el día 6 de marzo el Concejo informó de que sólo disponía de 2000 o 2500 pesetas para el pago de los gastos, y que le era imposible “contraer el compromiso de pagar una cantidad indefinida”. La proposición que se realizó fue que pagaran una tercera parte de los gastos o, al menos, 6250 pesetas, a lo que el Concejo de la ciudad se negó. El asunto era grave “por la total carencia de recursos de la Diputación y del Ayuntamto”, y por la necesidad de pagar unos gastos que habían ascendido “a mucho más de lo que se creía”. Finalmente, el Concejo aportó 5000 pesetas, que se utilizaron para pagar el empedrado de las calles, las reparaciones efectuadas en la carretera de la Estación, cuatro colgaduras de raso encarnado, el portier del salón, las alfombras de la plataforma y del despacho real, el empapelado de cuatro habitaciones y faroles y candelabros.

(1) El día 24 de febrero se recibió un telegrama de Isabel II en el que daba las “más expresivas gracias al municipio por su adhesión y afectuoso saludo”

jueves, 18 de noviembre de 2010

Friburgo de Brisgovia (Alemania)


Puerta de los Suabos (“Schwabentor”). Hermosa entrada al centro histórico. Interesante documento en pdf, con diversos planos de la ciudad, entre los que destacan un plano del casco antiguo y otro de la red de tranvías.



Plaza de la Catedral. Se debe visitar el mercadillo que se sitúa en dicha plaza


Almacenes Históricos. Lienhart Müller construyó entre 1520 y 1532 los almacenes de la Plaza de la Catedral (“Münsterplatz”). Bellos escudos y esculturas de Hans Sixt von Staufen ornamentan la fachada principal en honor a la Casa de los Austrias



Armoniosas y añejas fachadas embellecen las calles


Las calles evocan tiempos pasados

"Erasmo, con sesenta años, se parapeta otra vez tras sus libros en Friburgo, huyendo- como tantas otras veces- de la multitud y el alboroto del mundo" (Stefan Zweig. Erasmo de Rotterdam. Triunfo y tragedia de un humanista, pág. 191)

Ver enlace

Entrada de Isabel II en la ciudad de Ávila


La siguiente visita real no se produjo hasta el año 1866, año en el que visitó la ciudad la reina Isabel II.

El día 4 de septiembre se leyó en sesión consistorial un oficio del gobernador civil de la provincia en el que informaba de la venida de la reina y, al día siguiente, el propio gobernador civil pidió al Concejo “esfuerzos a fin de corresponder dignamente”, a pesar de conocer la penuria económica por la que pasaba la ciudad. El alcalde de la ciudad ofreció toda la colaboración posible teniendo en cuenta “la distinción que hacían a esta ciudad SS.MM.”, pero aseguró que por falta de medios no se podía hacer “todo lo que su deseo alcanzaba”. Por fin, el gobernador civil señaló que se hiciera aquello que fuera necesario “para que el recibimiento y hospedaje de las personas reales fuesen tan dignos como proceden” (1) .

La familia real llegó- en tren- a Ávila el día 11, hospedándose en el palacio episcopal. A su llegada a la ciudad hubo repique general y a lo largo del trayecto se lanzaron cohetes y danzaron gigantones. La carrera fue allanada con arena y adornada con colgaduras, discurriendo hasta la plaza de San Vicente y, desde allí, por la calle San Segundo, arco del Alcázar y calle de la Feria, hasta el palacio episcopal. Se dispusieron hasta la calle San Segundo 200 hachas de viento para alumbrar el recorrido. La familia real fue recibida a la puerta del palacio por el Consistorio, acompañados por maceros.

La salida de la ciudad se produjo el día 12 a las diez de la mañana, siendo despedidos por el gobernador civil y por el Concejo en pleno, que dirigió a la reina una sentida exposición.

Los gastos ascendieron a 297 escudos y 150 milésimas, que se pagaron del capítulo de imprevistos del presupuesto municipal.

(1) Archivo Municipal de Ávila. Actas cons. Año 1866, sesión del día 5 de septiembre.

martes, 16 de noviembre de 2010

Santa Teresa de Jesús. Ingresa como alumna en el convento de Gracia


En el convento de Nuestra Señora de Gracia se criaban y educaban, por entonces, las hijas de las más distinguidas familias de Ávila. El intachable y severo don Alonso intuye un peligro en el violento despertar a la vida de Teresa. La ve preocupada y contenta por sus encantos de mujer. Y una mañanita clara y fría, Teresa, como educanda, a los quince años y medio, atraviesa por primera vez las puertas de un convento donde se ha de quedar.

Sobre la casa de los Cepeda se acumulan los contratiempos. La desgracia de la madre- fallecida poco tiempo antes- las infantiles veleidades de Teresa, y la boda de la hija mayor inquietan a don Alonso...

Si en aquella época se consideraba apta a una mujer de quince años para contraer matrimonio, con la misma razón debiera considerársela en condiciones de dirigir un hogar. Pero ni don Alonso ni su hija doña María tienen confianza en Teresa para este menester...

El hecho es que Teresa ingresa, de muy mal humor, en el colegio. No intenta oponerse porque conoce que la voluntad paterna es irrevocable, pero protesta...


Teresa de Cepeda, mujer excelsa, pero absolutamente mujer, no ocultó nunca su satisfacción de sentirse físicamente agradable. En esta primera época la vemos, pues, preocupada de su ornato exterior y complacida en verse agasajada y solicitada...

Teresa, pletórica de feminidad, de imaginación, de ansias de vivir, encierra su rebeldía filial y su despecho de mujer... "Entré- dice la Santa- enemiguísima de las monjas"...

Pero no ha de pasar mucho tiempo- apenas año y medio- sin que sus sentimientos se apacigüen y tomen rumbos que habrán de hacerse definitivos en el camino de su lucha interior.

REVESZ, A. Santa Teresa de Jesús. Págs. 26-30. La letra cursiva es mía.


Vasitos para beber palinka (Hungría)

Vasitos- adquiridos en un bar de Budapest- para beber palinka, el aguardiente típico de Hungría.

El palinka está fabricado a base de frutas (ciruelas, albaricoques, peras, manzanas o moras) o hierbas.

Existen varios tipos de palinka, con infinidad de variantes. Los clásicos son el Kisüsti (doble destilación), Érlelt (madurado de 6 a 12 meses en barriles de madera), Ó (madurado de 12 a 24 meses), Ágyas, (palinka madurado junto a la fruta y durante un mínimo de 3 meses) y el Törköly (destilado de uva).

En el mes de mayo se celebra en Budapest- parque Vásrosháza- el Palinka Festival

Zanquilarga


El viento azotando en el páramo, en las torres de los templos. La noche tiñendo las calles, los muros del bastión. Las alas desplegadas como las velas de los aventureros del altozano. Los ojos oscuros oteando el horizonte abrupto, casi indómito, del terruño virginal. En su vuelo incesante evoca gestas de un pasado olvidado, perpetúa memorias de hombres gentiles y bizarros. Con la calma y la bonanza de su hálito, alienta y excita las pasiones y apetencias de mis deseos, esperanzas y codicias. Surca el cielo, el éter de los invictos, de los héroes de empresas añejas, de los quijotes del otero.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Entrada de Felipe III en la ciudad de Ávila




La primera noticia que se recibió en la ciudad sobre la llegada a ella del rey Felipe III se produjo el día 25 de mayo de 1600. En sesión consistorial se leyó una carta remitida por Gaspar de Bullón, regidor de la ciudad, en la que comunicaba que “su magd entrará en esta ciudad a los onze del mes que viene”. De inmediato, se acordó escribir cartas a los regidores que se encontraban fuera de la ciudad para informarles que debían encontrarse en la ciudad en la fecha citada, se iniciaron los preparativos del recibimiento, entrada y estancia real, y se nombraron comisarios (1) para tratar con el procurador general de la Tierra de Ávila sobre los gastos que debían producirse (2) . Además, se resolvió que los regidores Francisco Dávila y Diego Gabriel del Águila fueran a “besar las manos a su magd” (3). Al día siguiente, se leyó una carta remitida por el presidente de Castilla, fecha 24 de mayo, en la que comunicaba que el recibimiento y la “entrada esté aparejada para los doze de junio”, un día después de lo anunciado por Bullón y tres antes de la acontecido, y que los “gastos sean moderados” (4). El día 15 de junio el monarca fue recibido por el corregidor, alférez mayor y regimiento de la ciudad, así como por los “caballeros e ijosdalgo” de Ávila. Todas las autoridades debían ir ataviadas con vestidos de terciopelo forrados de tafetán, como ordenó el presidente de Castilla en la carta del día 24 de mayo (5) . Además, iban acompañados por los procuradores generales de la Ciudad y Tierra, vestidos de raso “paxiço”; maceros, a los que se dio vestidos con el escudo de la ciudad, medias de lana y zapatos de cuero blanco; doce trompeteros y doce timbaleros, con las armas de la ciudad; dos órdenes de chirimías y las danzas de los sesmos. La bienvenida al monarca fue dada por el corregidor y el juramento de guardar los privilegios que el monarca “a de azer al entrar en esta ciudad” le fue tomado por Diego de Ribera, alférez mayor de Ávila. Tras el juramento, el monarca se situó bajo un palio de terciopelo carmesí forrado en tafetán carmesí, con gotas y flecos dorados. El palio fue conducido por el corregidor y regidores de la ciudad según un protocolo definido (6). Así fue conducido hasta el monasterio de Santo Tomás, lugar en el que pasó la noche. Al día siguiente, después de comer, el monarca hizo su entrada en la ciudad. Ascendió por la calle Alférez Provisional, toda “enramada de un lado y de otro (...) quedando calle en medio”, hasta la plaza del Mercado Grande, momento en que sonaron salvas de artillería en su honor, y de ahí a la puerta de Gil González, donde el regidor Diego de Ribera hizo entrega al monarca de las llaves de la ciudad. Las llaves, ofrecidas en una bandeja de plata, eran del alcázar de la ciudad y de la fortaleza de la catedral. Todas las calles por las que discurrió la comitiva fueron picadas y allanadas y engalanadas de vistosas colgaduras, de las que un buen número de ellas se trajeron de las villas de Alba, Escalona y Oropesa al no haber suficientes en la ciudad. Además, las ventanas de las casas por las que pasó el cortejo estuvieron repletas de damas, “para que onrren a la ciudad”. Esa noche hubo luminarias en toda la ciudad.
El día 17 se celebró fiesta de toros en el Mercado Chico, para lo que se dispusieron doce astados y se trajeron “onbres que vengan a torear en estas fiestas” (7). Hubo problemas en la programación del festejo con los precios del alquiler de las ventanas de la plaza, por lo que el día 14 se dispusieron los precios oficiales, que estuvieron entre los 4 reales del alquiler más bajo, las ventanas del cuarto piso al sol, y los 3 ducados del alquiler más caro, las ventanas del primer piso a la sombra (8).
Ese día hubo fiesta de máscara, en la que los participantes fueron vestidos con libreas y monteras de gorgotán de dos colores. La plaza de la catedral y la calle del juego de pelota, lugares en los que se celebró el festejo, se arreglaron con arena.
Por fin, el día 19 se celebró un juego de cañas, acompañado de una colación, en el que participaron ocho cuadrillas de cuatro componentes cada una, vestidos de tafetán de colores. Las plazas del Mercado Chico y del Mercado Grande fueron allanadas y rellenas de arcilla para la buena ejecución del espectáculo, para lo que se gastaron 400 reales.
Los gastos fueron cuantiosos, 456.000 maravedís, y el desembolso de algunos pagos urgente, al deberse a personas necesitadas gran cantidad de maravedís. Ante esta situación, el Concejo suplicó al monarca poder echar en sisa de los mantenimientos 3000 ducados. La licencia y facultad real para la sisa se aprobó, concediéndose que el vino se vendiera “al pulgar” a 4 maravedís por azumbre, el aceite a 2 maravedís en cada cuartillo, el celemín de sal a 4 maravedís y cada libra de oveja a 2 maravedís (9).

[1] Los comisarios fueron: Francisco Dávila, Francisco Núñez Vela y Diego Gabriel del Águila. A.H.P.Av. Actas Cons. Libro núm. 25, fols. 117v-118.
[2] El procurador general de la Tierra, Agustín de Triviño, dio un primer crédito de 2000 ducados para el palio y los vestidos que debían comprarse, en Ib., fol. 125.
[3] Se les entregaron 400 reales para su comisión. El día 30 de mayo informaron al Concejo sobre la comisión.
[4] Ib., fol. 119.
[5] El Concejo acordó ir arreglados con vestidos de terciopelo carmesí forrados de tafetán amarillo y zapatos y gorros, adornados con plumas amarillas, de terciopelo, espada, daga, pretina y talabarte dorado.
[6] En sesión consistorial celebrada el día 29 de mayo se acordó que el palio lo tuvieran enarbolado los diputados de la Ciudad, acompañados de las cuadrillas de la ciudad, hasta que el corregidor y los regidores le tomaran, pero el corregidor lo reconvino “porque algunos diputados y acompañados son difuntos, otros ausentes y otros menesterosos” y, por tanto, “no conviene tengan el palio”, en A.H.P.Av. Actas Cons. Libro núm. 25, fols. 128 y 132v.
[7] Ib., fol. 125v. En el festejo de toros celebrado por la estancia de Carlos I hubo “muy buenas suertes de toros, y lançadas de caballeros, que lo sabían hazer, y no lo han olvidado sus descendientes”
[8] La pena por incumplir este acuerdo se fijó en 600 maravedís para juez, denunciador y obras públicas, el precio de las ventanas perdido y diez días de cárcel.
[9] La sisa del vino era sobre el vino de las tabernas, pulgar, plazas y mesones, debiéndose sacar 2000 ducados de la sisa. De la sisa del aceite se debían sacar 400 ducados, de la de la sal 500 ducados y de la sisa de la oveja 100 ducados; en Ib., fol. 265v.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Vasija ritual (Turquía)

Vasija ritual con forma de león


¿Acaso no hay en este jardín maravillas
que Dios ha hecho incomparables en su hermosura,
y una escultura de perlas de transparente claridad,
cuyos bordes se decoran con orla de aljófar?
Plata fundida corre entre las perlas,
a las que semeja belleza alba y pura.
En apariencia, agua y mármol parecen confundirse,
sin que sepamos cuál de ambos se desliza.
¿No ves cómo el agua se derrama en la taza,
pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas,
lágrimas que esconde por miedo a un delator.
¿No es, en realidad, cual blanca nube
que vierte en los leones sus acequias...?

Fragmento del poema de la taza de los leones (Alhambra de Granada)

lunes, 8 de noviembre de 2010

Entradas reales en Ávila

Junto a la proclamación real, el acontecimiento público real más destacado, solemne y significativo fue el recibimiento, entrada y estancia de las personas reales en la ciudad. Díez Borque subraya que son las “ocasiones que dan motivo para mayor boato y ostentación”; Ferrer Valls recalca el interés que los monarcas concedían a las entradas reales, señalando a los reyes Felipe II y Felipe III como ejemplos de ello , y Nieto Soria destaca la enorme preparación que conllevaba a las ciudades los recibimientos y entradas de los monarcas .

La ciudad constituía un espacio privilegiado en el que el poder exhibir el poder regio. Nieto Soria lo condensa de modo notable al decir que la entrada del monarca en una ciudad reflejaba “un sentir político que iba más allá de lo que expresaban las teorías y tratados eruditos de la época. Se lograba plasmar, de un modo casi perfecto, la aceptación y el acatamiento logrados, por encima de lo razonablemente aceptado en los textos de teoría política” . La entrega de las llaves de la ciudad al monarca, ritual de origen medieval, condensa iconográficamente el significado de reconocimiento de la autoridad real y posesión simbólica de la ciudad por parte del rey.

La ceremonia de recibimiento y entrada real siguió un código que varió muy poco de unos casos a otros durante la dinastía austriaca. El monarca era recibido por el corregidor de la ciudad, alférez mayor y las autoridades locales, todos engalanados con ricos y vistosos vestidos (1). En ese momento, el monarca honraba a la ciudad reconociendo y preservando los privilegios, exenciones y libertades que ostentaba (2). Este episodio puede considerarse un acto reivindicativo de la jurisdicción local. Vicente Gil para el reino valenciano señala que estas ceremonias fueron utilizadas para “responder constitucionalmente al rey” . Realizadas estas ceremonias, el rey entraba en la ciudad bajo un palio (3) portado por los miembros del Concejo, comenzando un recorrido por las calles más nobles y las plazas más espaciosas de la ciudad que estaban engalanadas con colgaduras, arcos triunfales, enramadas, etc (4). Tras el rey se situaban las autoridades, nobles de la ciudad y séquito real. Llegados a la puerta de la muralla por la que hacía su entrada el rey en la ciudad intramuros, se le presentaban y entregaban, en una bandeja de plata, las llaves de la ciudad.

A partir de ahí, comenzaban los festejos preparados para la ocasión. De entre estos festejos destacan los juegos ecuestres en sus diferentes modalidades. En ellos, los nobles de la ciudad exhibían sus habilidades a caballo y con las armas. Eran recuerdos de un pasado glorioso que se tornaba en un acto de vanidad y de ostentación, a la vez que en un nuevo ejemplo de la jerarquización social de la fiesta. Jovellanos apunta que a partir de reyes como Alfonso XI y Juan I, que celebraron estos festejos en sus coronaciones, estas alegrías se convirtieron “en la primera diversión de las cortes y ciudades populosas” . Estos espectáculos continuaron hasta el siglo XVII, centuria en la que desaparecieron, debido, según Jovellanos, a la obra inmortal de Cervantes que ridiculizó los ideales caballerescos y por el “abatimiento en que cayó la nobleza a fines de la dinastía austriaca”. Para el propio Jovellanos, rechazando todo lo brutal que habían tenido estos espectáculos en tiempos pasados, el pueblo debía dolerse de su pérdida, pues malogró “uno de sus mayores entretenimientos”, la nobleza porque perdió un “estímulo de su elevación y carácter” y todos porque: “¿Hay por ventura, algo que se le parezca en nuestras ruines, exclusivas y compradas fiestas?” .

(1) En el recibimiento del emperador Carlos, en el año 1534, el Concejo dispuso 190 varas de terciopelo morado y 192 varas de damasco pardo para la confección de los vestidos. En el recibimiento de la emperatriz y del príncipe Felipe, durante el año 1541, se presentaron vestidos con “ropas roçagantes de terciopelo encarnado, aforros de damasco pardo”
(2) En el recibimiento de Carlos I el marqués de las Navas expuso al rey: “Esta ciudad suplica a V. Majestad sea servido mandar se guarden sus privilegios, essenciones y libertades, según lo han sido guardados fasta oy, y que se haga con solenidad, según su majestad lo acostumbra hazer”. Inmediatamente, el emperador se descubrió y, poniendo la mano sobre los evangelios y besando una cruz, juró en voz alta conservarlos como hasta ese momento se había hecho.
(3) Tanto en la entrada de Carlos I como en la de la emperatriz y el príncipe Felipe, las personas reales fueron guardadas "debaxo del palio de brocado".
(4) En la entrada de Carlos I estaban "las calles y plaças muy bien colgadas", mientras que en la entrada de la emperatriz se "adereçaron las calles de ricas colgaduras y arcos triunfales".

jueves, 4 de noviembre de 2010

Sacudimiento de mentecatos habidos y por haber (II)

Para los políticos, ideólogos e intelectuales “liberales” y “conservadores”, por declarar estupideces, sandeces y mentecaterías:

“El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, ha indicado que España es un país con libertades gracias a Marcelino Camacho y anunció que la ciudad de Madrid tendrá un espacio público dedicado a la memoria del fundador de CCOO. En declaraciones a los periodistas a la entrada de la capilla ardiente donde reposan los restos de Camacho, Gallardón aseguró que Madrid quiere agradecer la integridad que siempre ha representado Marcelino Camacho y que lo quiere poner como referente y modelo para las nuevas generaciones”.

Para más necedades, majaderías, dislates, despropósitos y estulticias:

ZP ha destacado el "importante" papel del histórico sindicalista durante la Transición para contribuir a que actualmente se "disfrute de libertades sindicales y sociales".

El Príncipe Felipe ha trasladado el "homenaje y tributo" de la Corona española al histórico líder sindical. Y además deseó "rendir homenaje y tributo a su figura histórica en la Transición y a su defensa de los trabajadores y su lucha por los derechos sociales". ¡¡Marcelino Camacho monárquico!! (Véase la fotografía)




Si no fuera un asunto tan serio, sería para





¡¡Qué vergüenza!! ¡¡Comunismo igual a libertad y derechos sociales!! ¡¡Qué asco de país!! ¡¡Despedir como un prohombre a un vulgar defensor de tiranías y déspotas!!