"Ellos han visto en los libros amados de la madre estampas encendidas en lances espantosos. Los han hojeado en ausencia materna y sus imaginaciones se han impregnado con unas descripciones efectistas. Teresa, con siete años, fragua concienzudamente la escapada. A mayor gloria de Dios.
Aún se señala en Ávila, por la parte noroeste, el camino que siguieron. La tarde bañaba en púrpura las almenas de la muralla.
Hay una atroz melancolía que vaga sobre la ciudad. Teresa y Rodrigo marchan en pos de su gran aventura como siguiendo un himno alucinanate que les llama... Pasaron el río Adaja, y tomaron la dirección de Salamanca, que en su geografía infantil creen el más corto camino para la morería.
Pero no lejos de la muralla, porque ellos van a pie y su tío viene caballero en un magnífico alazán, les alcanza su tío, don Francisco Cepeda. La escapatoria ha sido descubierta en seguida y mientras, la madre queda llorando la travesura cuyas consecuencias no puede prever... Ella, humilde, pero entera, acepta todas las consecuencias. Expone sus razones y piensa que el servicio de Dios ha de hacerse sin cuidado del mundo"
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