martes, 23 de marzo de 2010

Tuyo

El tiempo pasaba con más lentitud de lo que puedo recordar. La vida era sencilla, sin sobresaltos. Las tardes de los domingos eran largas, serenas y plácidas. El Renault 12 TS recorría con calma y descuido la carretera de San Rafael. Las curvas- cortas y cerradas- aparecían como sinuosas olas de asfalto. Los badenes- prolongados y violentos- trasladaban mi ánimo al día en el que mis padres me llevaron al parque de atracciones. La carretera serpenteaba entre viejas encinas y lozanos estolones verdes. La radio sonaba con un alegre soniquete, mientras mi madre- con aquella dulce voz que tenía- me entregaba tiernas palabras. El camino era largo y el tiempo generoso.

Añoro aquel tiempo, aquellas tardes de coche y conversación. Repito en mi imaginación el camino sinuoso, los hojas movidas por la brisa, los cielos azules y claros, el agua resbalando por los regueros de los prados…

Los años del ayer,
devueltos en estas torpes manos
se quiebran como añejas ramas.

Pero hoy…

Con la melodía de tus ojos abrasas mis entrañas,
con el ritmo de tu piel empapas mis ensueños.
Tu canto me susurra palabras de infinita calidez,
mientras mi letargo se desvanece
y el incendio se extiende.


Anhelando el momento de volverte a ver...

Tuyo.

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