domingo, 28 de marzo de 2010

Tuyo (II)


La calma de mi espíritu te la debo a ti.
La suavidad de mis sentidos es tuya.
Adoro tu delicadeza y tu ternura.

Tus manos en las mías, entrelazadas,
mientras tu sonrisa se prende en mis labios.
Tus ojos, velando por mis miradas,
cuando los míos se pierden en tu boca.

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