Enómao, rey de Pisa, tenía una hija, Hipodamía, a la que amaba y no quería perder. Cada vez que aparecía un pretendiente a su mano, Enómao le desafiaba a una carrera en carro desde Olimpia hasta el istmo de Corinto. Si el pretendiente, que llevaba a Hipodamía en su carro, y al que se concedía una ventaja, ganaba la carrera, ganaría también lanovia, pero si Enómao se le adelantaba, era muerto. Puesto que Enómao poseía armas y caballos especiales que le había dado el dios Ares, cierto número de pretendientes había hallado su fin de esta manera. Cuando Pélope llego a Pisa, Hipodamía se enamoró de él, y persuadió al auriga Mírtilo, que también estaba enamorado de ella, de que saboteara el carro de su padre sustituyendo sus pernos de metal por clavos de cera. En la subsiguiente carrera, el carro de Enómao se derrumbó y él resultó muerto. Más tarde, Mírtilo, urgido por sus inclinaciones, hizo proposiciones amorosas a Hipodamía, después de lo cual fue arrojado al mar por Pélope y se ahogó. Pélope e Hipodamía juntos para siempre.
EL AÑO DEL DILUVIO
Hace 2 semanas
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