El otoño apareció aquella tarde
Entre la espesa y blanca niebla
De un corazón perdido.
No hubo halago,
No hubo alivio,
Sólo la obligada expiación.
Aturdió las inmundas calles
El silencio del mullidor,
El zumbo no repicó.
Sólo el sombrío vientre,
Un cuarterón de cera vieja
Y el sermón del predicador.
Una losa con unas letras:
Duerma en paz,
Despierte en el Señor.
Una losa con unas letras, del poemario Lágrima Negra de José Manuel Mariscal
Wroclaw (Polonia)
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