"Muchas cosas notables y maravillosas dicen sus declaraciones que sucedieron en su muerte los que se hallaron presentes a ella... La primera es: una notable fragancia y olor suave que se sintió en aquella dichosa celdilla en expirando el Venerable Padre y se comunicaba a otras partes del convento. Lo cual aunque parecía cosa de afuera, se conocía que también participaba de ella el mismo cuerpo del difunto... Salía de él olor suave y lo sentían los que llegaban a besarle los pies y manos.
A esto se añadió, que en muriendo el Venerable Padre sintieron los religiosos y las demás personas que allí se hallaron una alegría y consuelo extraordinarios, que parecían comunicados de causa sobrenatural, así por sus efectos como por que era en tiempo que según causas naturales había de haber tristeza y soledad de la falta y ausencia del que tenían todos como por Padre...
Otra maravilla que se vio allí en este mismo tiempo fue una claridad muy alegre y tan superior, que con haber en aquella celda muchas velas encendidas, oscureció de manera su luz, como si entrara en ella a puerta abierta el sol de medio día..."
José de Jesús María (Quiroga). Historia de la vida y virtudes del Venerable Padre fray Juan de la Cruz. Libro III, Capítulo 24 "De muchas cosas maravillosas que sucedieron en la muerte del Venerable Padre". Salamanca, 1992. Edición de Fortunato Antolín.
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