Hace menos de un mes, en los umbrales de marzo, pasé unos días en Roma. La ciudad, tan hermosa como siempre, intentaba surgir entre la bruma y las gotas de la menuda y leve lluvia de los días invernales. Pugnando contra la caprichosa naturaleza, acarició una sublime victoria un domingo trinado. Suaves y delicados cantos de juventud se escucharon y sintieron entre las piadosas naves, mientras la experta, elegante y sublime batuta jugueteaba acompasadamente con el piadoso éter del bendito templo. Las manos enlazadas durante paseos imborrables, los labios unidos afrentando al rencoroso tiempo, los ojos sumergidos en un mar de miradas mágicas…
Don Sancho Dávila y Daza (Ávila, 21-IX-1523 / Lisboa, 8-VI-1583)
El estro, a veces, se siente turbado
Extraños seres emplazados en la Plaza del Ayuntamiento de Lisboa
Detalles
Aldaba (París)
Cachivaches
Derviche (Turquía)
Patrimonio abandonado
Convento de Paredes Albas en Berlanga de Duero (Soria)
Textos
Maestros: es necesario conocer al niño, si habéis de educarlo. Educar es encauzar la vida y para esto no basta el empirismo; es imprescinbible conocer al sujeto sobre el cual se trata de influir: estudiar sus funciones psíquicas.
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