Diego de la Puente, tesorero de alcabalas y rentas reales de la ciudad y Tierra de Ávila, expone que compró a Ambrosio Rodríguez del Valle, ciudadano portugués, un esclavo negro, Tomás de Acosta, que había comprado a Luis de Acosta Pinto, portugués. La escritura de venta se realizó ante Diego de Córdoba, escribano de la ciudad de Ávila.
El esclavo tenía entre 18 y 20 años, dos señales blancas como lunares debajo de la barba y unos granos en la frente. Diego tiene tratado vender, ceder y traspasar al esclavo a Gaspar Gutiérrez, racionero de la Catedral de Ávila, por 1.250 reales
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