domingo, 22 de noviembre de 2009

Sermón de 1826


Sermón de María Santísima de la Paz
Año: 1826
Autor: Anónimo
Archivo: Convento de La Santa. Caja nº 3. Sermón nº 17

Reseña: Sermón consagrado a combatir y rebatir la doctrina política liberal. El religioso subraya en su homilía el propósito liberal de destruir lo que él considera son los dos pedestales fundamentales sobre los que se apoya y sustenta la legítima nación española: la RELIGIÓN y la MONARQUÍA.
Asimismo, pide a la Virgen María que no abandone nunca a la nación- de la que es madre y protectora- e interceda ante su hijo por el pueblo fiel


"Libres ya del yugo opresor que el espurio filosofismo, esa gran secta digo de sofistas, había impuesto sobre nuestras cervices, experimentamos ya las bondades de María en la depresión de esos misántropos de la humanidad, enemigos irreconciliables del trono y del altar. Es verdad que si en los días de su prepotencia pudieron alucinar a los incautos y sencillos, también es indubitable que siguiéndoles a buenas luces en sus rodeos oscuros, en sus giros tortuosos, en sus agudezas profanas, en sus paradojas repugnantes, no se encuentran más que vanas ilusiones. Esos fieles de los incrédulos de las primeras edades no han sabido, ni saben, más que repetir objeciones rancias, ideas vagas, dudas capciosas, aserciones vacilantes, sofismas contradictorios, contrastes ridículos, antítesis pueriles, incertidumbres molestas… y… ved aquí toda su ciencia y su conducta desmoralizada!
Permitid, señores, abandone yo aquí mis propias luces, y sobre este punto os presente las sabias reflexiones del grande apóstol en su carta a Timoteo […] Yo, señores, perdería el tiempo en hacer la aplicación de estas palabras del apóstol a los nuevos sectarios del jacobinismo, cuando os es demasiado notorio que sus blasfemias contra Dios, sus sarcasmos contra Jesucristo, sus sátiras contra los soberanos, sus proyectos, sus falacias, sus ideas y sus fines han caminado de acuerdo a destruir y derribar en el hermoso suelo de la nación española los dos robustecidos árboles de la religión y de la monarquía.
Pero no, esa incomparable Reina de la Paz, oh Virgen! de quien canta la Iglesia le ha sido dada la autoridad y el poder para destruir todos los monstruos de la herejía en el universo, como madre llena de amor y de bondad para con nosotros ha infatuado los consejos de los malignos y se ha decidido a nuestro favor. Nosotros, Virgen santa, así lo confesamos a la faz de las naciones, y esperamos continuaréis derramando sobre la ínclita nación española, de la que sois madre y protectora singular, los raudales de vuestra misericordia, intercediendo por los afligidos que recurrimos a vos, cooperaréis a los designios de aquel hijo adorable que llevasteis en vuestro seno, que acompañasteis al calvario y que ya lo veis en medio de la corte celestial toda resplandeciente de gloria y coronado de todos los esplendores de los santos. Pero ved, Señora, la materia de nuestras súplicas. Alcanzadnos del Señor con vuestra intercesión poderosa, para mí y el devoto pueblo que me escucha, aquellas gracias del primer orden a que está vinculada nuestra salvación y perfección. Alcanzadnos un odio eficaz al pecado […] Alcanzadnos una fortaleza cristiana para preservarnos de la corrupción del mundo, para no dejarnos arrastrar del torrente de los malos ejemplos"

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