Es uno de los recuerdos más entrañables de mi niñez, de una
niñez feliz y dichosa. Cada sobremesa del sábado se convertía en una
maravillosa aventura. Esperaba, con verdadera ansiedad, que Koji se subiera al
robot para iniciar las extraordinarias batallas que disputaba frente a los
engendros mecánicos del doctor Infierno.La ilusión se apoderaba de mis juegos, la fantasía sobrevolaba el
teatral cosmos en el que se convertía el cuarto de estar de la casa. Mazinger Z
y el barón Ashler se convirtieron, durante algún tiempo, en los mejores compañeros
de un niño feliz.
Don Sancho Dávila y Daza (Ávila, 21-IX-1523 / Lisboa, 8-VI-1583)
El estro, a veces, se siente turbado
Extraños seres emplazados en la Plaza del Ayuntamiento de Lisboa
Detalles
Aldaba (París)
Cachivaches
Derviche (Turquía)
Patrimonio abandonado
Convento de Paredes Albas en Berlanga de Duero (Soria)
Textos
Maestros: es necesario conocer al niño, si habéis de educarlo. Educar es encauzar la vida y para esto no basta el empirismo; es imprescinbible conocer al sujeto sobre el cual se trata de influir: estudiar sus funciones psíquicas.
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