viernes, 30 de noviembre de 2012

Gaspar era un joven escudero criado en casa de don Sancho Chacón, gentilhombre de la ciudad y regidor perpetuo de ella. Gaspar era alto y delgado; de pelo castaño, liso y fino; de suaves facciones y rostro armonioso. Era un joven activo, esforzado y dispuesto a cumplir lo que su señor ordenara.
Pero su espíritu escondía un joven indómito y agitado. Un aventurero en un mundo por descubrir. Un explorador en busca de audaces y arrojadas hazañas. Cada tarde, cuando el sol desfiguraba su refulgente rostro, se acercaba a la biblioteca de la casa, examinaba con ojos ávidos los anaqueles repletos de libros y consumía, con voracidad extrema, cada una de las páginas que los componían.
Gaspar perseveró en su deseo de conocimiento, descendió al mundo secreto de las prensas y…
Ahora, rayana la muerte, cuando arriban a mis oídos los logros de aquel joven, recuerdo los primeros libros con los que le agasajé…

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