A finales de 1611 el obispo de Ávila, don Lorenzo Otaduy y Avendaño, enfermó de gravedad. Los médicos abulenses no fueron capaces de sanar al prelado, por lo que se llamó a un médico de Madrid para que el jerarca abulense pudiera recobrar la salud. Así, llegó a nuestra ciudad el doctor don Pedro de Salinas, médico de cámara del rey don Felipe III. Una vez curado, don Pedro de Salinas recibió 120 ducados, cobrados en escudos de oro.
EL AÑO DEL DILUVIO
Hace 2 semanas
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